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Qué es la miringitis bullosa y cómo se trata

La miringitis bullosa es una enfermedad producida por virus que afecta principalmente a la parte más profunda del conducto auditivo externo y a la membrana timpánica, causando su inflamación y la aparición de ampollas.

Por norma general esta afección se produce en el curso de un catarro de vías altas. Además, es más común su aparición en la época de invierno y en la población adulta. A diferencia de la otitis media, esta no provoca la aparición de líquido ni pus en el oído medio, y va acompañada de otros síntomas que, en muchos casos, son comunes a los del catarro.

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Síntomas de la miringitis bullosa

El síntoma más común de la miringitis bullosa es la otalgia, o dolor de oído, que en muchas ocasiones puede hacer que esta se confunda con una gripe común, y que se manifiesta entre las primeras 24 o 28 horas. Junto a esta, destaca la aparición de ampollas en el tímpano visibles a través del uso del otoscopio, así como su inflamación general.

Sin embargo, son más los síntomas que pueden producirse en el curso de esta enfermedad:  

  • Episodios de fiebre: Teniendo en cuenta que la miringitis bullosa es una infección, la fiebre es uno de los síntomas más comunes. 
  • Congestión y dolor de garganta: Dada su interconexión también es común que se presenten estos síntomas, aunque la enfermedad no se enmarque necesariamente en un catarro de vías altas.
  • Pérdida de audición: A diferencia de lo que ocurre con las patologías que afectan a los huesos temporales, la hipoacusia que provoca la miringitis bullosa es fácilmente reversible. Esta pérdida puede alcanzar incluso el 80% hasta que la enfermedad reciba tratamiento, provocando en el enfermo una sensación similar a la del taponamiento del oído.
  • Pérdida de apetito: Entre los síntomas de malestar generalizado que provoca la miringitis bullosa se encuentra también la pérdida de apetito, una vez más debido a la conexión entre oídos, nariz y garganta.
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Sangre en el oído

Mención aparte merece uno de los síntomas que pueden resultar más llamativos de esta enfermedad. Como ya hemos mencionado, la miringitis bullosa se manifiesta en parte por la aparición de vesículas en la membrana timpánica, así como en parte de la piel del CAE. 

Estas vesículas o bullas contienen, por lo general, un líquido seroso amarillento pero que, en ocasiones, puede tener también contenido hemorrágico. Por eso, en el caso de darse este tipo de ampollas con presencia de sangre, resulta imprescindible acudir al otorrinolaringólogo para que este haga una limpieza interna del oído.

Es común que, una vez se produce la rotura de las ampollas, sean estas o no hemorrágicas, se produzca la disminución del dolor en el paciente.

Miringitis y otitis medida

La miringitis bullosa se considera un tipo de otitis media de origen viral o bacteriano. Sin embargo, ambas pueden cursar al mismo tiempo, provocando una mayor incomodidad a quien la sufre. 

Las bacterias que provocan esta enfermedad de forma más frecuente son las streptococcus pneumoniae y los micoplasmas. La dificultad para distinguir entre el origen viral o bacteriano hace que en la mayoría de los casos su tratamiento sea similar. 

Tratamiento de la miringitis bullosa

En un proceso normal lo habitual es que la miringitis bullosa evolucione hacia su curación sin mayor problema. Pero, dado que generalmente esta enfermedad se produce asociada a un catarro común esta debe ser tratada con antibióticos para evitar la sobreinfección bacteriana y una potencial otitis media aguda.

También es posible tratar algunos de los síntomas más incapacitantes de la enfermedad como el dolor procediendo a la rotura de las vesículas con un bisturí de miringotomía por parte del profesional médico. Una práctica reservada para los casos en que este es más severo. 

El tratamiento de la miringitis bullosa también requiere de la administración de analgésicos que ayuden a sobrellevar el dolor. Algunos de los más comunes son la benzocaína o la antipirina, su administración puede producirse por vía oral o en formato de gotas para los oídos. 

Al tratarse de una zona tan sensible como es el tímpano, resulta necesario extremar las precauciones durante el tratamiento de la miringitis bullosa. Es común que el médico recomiende tapar el oído para evitar la entrada de agua en la zona afectada, además de realizar un seguimiento de la misma durante el tratamiento. También se recomienda al enfermo evitar, en la medida de lo posible, la exposición a ruidos fuertes o escuchar música a un alto volumen. 

En los pocos casos en los que la miringitis bullosa se produce en niños junto al tratamiento se recomienda una supervisión constante para evitar que estos puedan tocar el área y agravar así la afección.

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