Cómo limpiar los oídos a los bebés perfectamente
Padres primerizos, hermanos mayores al cuidado de los más pequeños, abuelos desentrenados a cargo de los nietos… Todos ellos pueden tener en común una cosa: encontrarse al cuidado de un recién nacido. Ante esta situación, en la que hay que ocuparse de los más pequeños de la casa, tiene una relevancia importante en sus cuidados su higiene, y dentro de ella, la higiene auditiva.
Parte de una buena higiene auditiva, como ocurre con nosotros los adultos, pasa por saber cómo se hace una correcta limpieza de los oídos, pero cuando es a nosotros a quienes nos toca limpiar los oídos a un bebé, ¿sabremos hacerlo bien? Tranquilo, olvida los nervios, la inexperiencia o la falta de práctica.
Nosotros te indicamos algunos consejos para que lo hagas de manera correcta, segura y efectiva.
El que los oídos de un bebé (da igual que tenga 4 meses, 1 año o año y medio), tengan exceso de cera es algo habitual. El limpiar los oídos a los bebés es una tarea delicada que requiere atención y precaución, pero ha de realizarse de manera distinta a como se hace en adultos. Así que calma y cuidado, ya que es una tarea que tenemos que realizar regularmente.
Recuerda que el oído del bebé es muy sensible, por lo que es fundamental ser cuidadoso y aplicar una limpieza suave y superficial.
Podríamos decir que existen unos pasos o normas básicas universales que, si las tenemos claras y las seguimos, se convertirán pronto en rutina y no tendremos problema alguno:
- Antes de comenzar el proceso, lávate bien las manos con agua y jabón.
- El mejor momento para hacerlo es durante su baño.
- Ten especial cuidado en que no le entre agua en el oído y limpia también los restos de suciedad que pueda tener detrás de las orejas.
- Utiliza una toalla limpia y húmeda (o toallitas ya húmedas como las que puede indicarte el pediatra), para limpiar la parte externa del oído y sólo la entrada del canal auditivo. No la introduzcas dentro del canal.
- Seca toda la humedad que pueda quedar tras haberle limpiado, ya que no es buena.
- Nunca utilices hisopos (bastoncillos de algodón) u otro tipo de objeto para limpiar su oído. Puedes empujar la cera hacia el interior, generándole un tapón o causarle otro tipo de daño.
- Evita los “remedios caseros” que puedas haber oído o leído. La mejor fuente de información es el pediatra.
- Si notas que hay cera acumulada dentro de su canal auditivo, consulta al pediatra cómo proceder antes de intentar limpiarla. Recuerda que es una sustancia natural que ayuda a proteger el oído y si la eliminas de forma incorrecta puedes causar alguna lesión.
Como ves, son unos elementales y sencillos pasos a tener en cuenta, muy fáciles de realizar. Pero donde pueden surgirte dudas es si observas que el niño genera excesiva cera, que tiene una secreción de oído anormal, detectas que el oído del bebé está con mal olor o llora porque le duelen los oídos. ¡No te alarmes! Seguramente estés ante una infección del oído (cosa que también es bastante común), así que con esta situación o con cualquier otra duda que pueda surgirte, ponte en contacto con el pediatra o el otorrino.
Hisopos, tapones de cera y otitis en bebés
Los bastoncillos de algodón o hisopos NUNCA están recomendados para la limpieza de oídos, ni en bebés ni en adultos. ¿La razón? Empujan la cera hacia el interior del conducto auditivo. Si esto ocurre, esa acumulación de cera formará un tapón duro frente al tímpano que le generará al bebé dolor intenso, picor, problemas de audición y alguna infección. En el caso más grave, este tapón de cera puede llegar a dañar o romper el tímpano, provocándole problemas de equilibrio, vértigo, mareos e, incluso, podría llegar a producir una pérdida auditiva irreversible.
Para eliminar los tapones de cera de los más pequeños, la mejor solución es consultar al médico. Por regla general, recetará gotas auriculares para que se las apliquemos, un tratamiento similar al utilizado ante las otitis.
En el caso de una otitis u otro tipo de infección (es normal que contraigan alguna cuando son pequeños, sobre todo cuando están acatarrados, tienen una gripe o padecen alguna alergia), los recién nacidos también sufrirán dolor intenso de oídos. Podrás identificarlo porque el niño llora, se lleva las manos a las orejas, mueve mucho la cabeza hacia los lados, está irritable e inquieto, hay cambio en sus hábitos de sueño, tiene falta de apetito, náuseas y fiebre.
Además del dolor, es ante una infección cuando el oído del bebé supura, secretando líquido amarillento o blancuzco, y tiene mal olor, lo que puede percibirse cuando lo tenemos en brazos. Si se trata de una rotura de tímpano, los síntomas son similares, pudiendo también secretar pus y causar ésta una hipoacusia momentánea, pudiendo tornarse en permanente si no se trata rápido y adecuadamente.
Tras visitar al pediatra y dependiendo de cuál sea la causa de la infección, éste podrá tratar la dolencia con gotas auriculares, antibióticos, antiinflamatorios o analgésicos.
¿Qué hacer para limpiar los oídos de un bebé cuando tiene otitis?
Sólo hay que hacer lo mismo que hacemos para limpiar la cera de sus oídos diariamente, pero las veces al día que sean necesarias, para así mantener la zona lo más limpia posible.
Si eres de los que, para quedarse más tranquilo, prefiere una imagen más que las mil palabras de este post, aquí te dejamos un vídeo explicativo de Guiainfantil.com en el que la otorrinolaringóloga Dr. Gracia Aránguez, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, explica brevemente cómo se realiza la limpieza de oídos de un bebé.
Un último dato curioso
¿Sabrías cuándo oyen los bebés, cuándo comienzan a captar el sonido? Según los datos de que disponemos actualmente, parece ser que alrededor de las 18 semanas de gestación, el feto ya empieza a captar sonidos, como el propio latido de su corazón. Alrededor de los seis meses y medio también comienza a oír sonidos del exterior, como las voces. Esto quiere decir que en ese momento ya comienza a tener formado su aparato auditivo.
