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¿Qué frecuencias son molestas para el oído?

En esta ocasión nos ponemos algo más técnicos, tocando un poco la física. Pero no os preocupéis, que aunque el tema pueda parecer algo difícil, os lo expondremos de forma sencilla. Todo ello va a ser necesario para poder comprender qué son las frecuencias que oímos y cuáles son molestas para el oído humano.

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Lo primero será saber qué es la frecuencia. Generalmente, es la medida del número de veces que se repite un fenómeno por unidad de tiempo. En física y en fenómenos como el sonido, la luz o las ondas de radio, expresa el número de veces que se repite una onda por segundo. Así pues, cuando se produce un sonido (originado por una fuente que vibra), el aire lo propaga y llega hasta nuestro aparato auditivo. A partir de aquí se inicia el proceso de la audición. Esta vibración puede tener mayor o menor frecuencia (repetirse más o menos veces), que es precisamente como se denomina a tal propiedad física.

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La unidad de medida del Sistema Internacional para la frecuencia son los hercios (Hz), siendo 1 Hz una oscilación, una onda de sonido por segundo. Por ejemplo, 1 kilohertzio (kHz ó 1.000 Hz) serían 1.000 oscilaciones por segundo.

Puede que ya estemos familiarizados con el término decibelio (dB) y pensemos que es similar, pero no. Los decibelios es la unidad de medida para los niveles de sonido, para su nivel de volumen o intensidad.

Resumiendo: todo sonido se compone de frecuencia tonal (Hz) y de intensidad o volumen (dB). La frecuencia es lo alto o bajo que es un sonido (Hz) y la intensidad lo fuerte o suave que es, de qué volumen tiene (dB). ¿Recuerdas cuando hablamos de nuestro umbral auditivo?

Frecuencias audibles por el ser humano

El oído humano tiene un rango de percepción de la frecuencia limitado, que varía entre los 15 y los 20.000 hercios a intensidades de 10 dB y más altas. Ese es nuestro “espectro audible”, nuestras frecuencias audibles. Dentro de este espectro se encuentran las más importantes, las frecuencias del habla y la audición, que estarían comprendidas entre los 250 y los 8.000 hercios.

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Fuente: IntermountainHealthcare

Los sonidos de baja frecuencia son de 250 Hz o menos y se les denomina graves, mientras que los de alta frecuencia son de 5.000 Hz o más y se les llama agudos. En el rango comprendido entre los 250 y 5.000 hercios encontramos los sonidos intermedios o de frecuencia intermedia. Por otro lado, si un sonido es de baja intensidad, indica que tiene un volumen suave, mientras que si es de alta intensidad, será un sonido fuerte. Un sonido de más de 20.000 Hz de frecuencia ya comienza a ser molesto para el ser humano, al igual que uno con más de 85 dB de intensidad, que ya se considera dañino para nuestra audición y puede provocarnos hipoacusia.

Existen sonidos con frecuencias muy altas que el oído humano es incapaz de detectar, pero sí en algunos animales. A todos nos pueden venir en este momento a la cabeza los silbatos para adiestrar perros o la forma de comunicarse entres las ballenas. Algunas de éstas últimas emiten y captan sonidos muy bajos o infrasonidos (con 10 Hz de frecuencia) y muy altos o ultrasonidos (de unos 325.000 Hz). Nosotros no los captamos porque se encuentran fuera de nuestro espectro audible, ya sea por debajo o por encima de él.

Ejemplos de sonidos de baja frecuencia y de alta

Como se ha mencionado, que un sonido se perciba grave o agudo depende de la frecuencia. Cuanto menos frecuentes sean las vibraciones (baja frecuencia) el sonido será más grave. Si son más frecuentes (alta frecuencia), será más agudo. Veamos algunos ejemplos de cada supuesto:

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Sonidos de baja frecuencia (sonido grave):

  • Bombo de orquesta
  • Fagot
  • Trombón
  • Trueno
  • Voz humana profunda
  • Los infrasonidos, sonidos de muy baja frecuencia por debajo de la capacidad auditiva humana que, además de molestar, pueden ser muy nocivos para nuestra salud: acúfenos, vértigo, mareos, nervios, hipoacusia, insomnio, fatiga…

Sonidos de alta frecuencia (sonido agudo):

  • Violín
  • Canto de soprano
  • Silbido humano agudo
  • Canto de pájaros
  • Voces de niño
  • Algunos de ellos también poseen un alto nivel de intensidad (dB), como una explosión, las uñas arañando una pizarra, unos discos de freno que chirrían, el acoplamiento de un altavoz o los que se producen en algunos trabajos. Además de desagradables, el estar expuestos a altas frecuencias con altos volúmenes van a estresar nuestro cerebro y generarnos patologías como tinnitus o pérdida auditiva progresiva.

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