¿Cuáles son las enfermedades del oído más comunes?
Las vacaciones ya se han acabado (excepto para algunos pocos privilegiados), el verano va tocando a su fin y la rutina diaria está a la vuelta de la esquina. No se nos ocurre mejor excusa para no extendernos y agobiarte con nuestro siguiente tema, así que vamos a ser concisos con él. Trata sobre las enfermedades que puede sufrir el oído humano y te las explicaremos a través de un listado con las más comunes.
Realmente es importante que estés familiarizado con ellas. Así será mucho más sencillo cómo prevenirlas y, si padeces alguna, podrás identificar sus síntomas y tratarla a tiempo y de forma adecuada. Siempre es positivo saber qué hacer, cómo actuar y saber a qué especialista acudir. Ya sabes que nuestra salud auditiva tienen mucha más importancia de la que se le da.
Si conocemos las causas y los síntomas de las enfermedades del oído, tanto en niños como en adultos, aunque solo sea un poco…, habremos ganado bastante y tendremos una audición que goce de buena salud durante mucho más tiempo. Algunas de ellas son dolencias crónicas que no tienen cura, pero son minoría. La mayoría tiene solución.
Enfermedades y dolencias del oído más comunes
Durante estos meses también os habréis familiarizado con los diversos términos auditivos y audiológicos de los que os hemos hablado. Ahora toca hacerlo con las dolencias más frecuentes que pueden sufrir nuestros oídos (y también nuestras orejas). Suele ser más normal que se den en adultos, aunque nadie queda exento de ellas:
- Otitis: podríamos decir que es la más común de todas. Existen muchos tipos de otitis de los que ya te hemos hablado en profundidad. Por lo general, su tratamiento se realiza con la toma de antibióticos durante 10 ó 14 días, notando mejora significativa en unas 48 horas. En ocasiones, hay que añadir al tratamiento descongestionantes nasales y mucolíticos.
- Infecciones de oído: pueden ser de diversos tipos y un frecuente incordio para los bebés y los más pequeños de la casa. Por lo general tienen el mismo tratamiento que las otitis.
- Síndrome de Ménière: enfermedad proveniente del oído interno que puede producir hipoacusia, mareos y vértigo.
- Hipoacusia: que como ya sabemos es la pérdida auditiva, la sordera. En sus distintos niveles no deja de ser una dolencia auditiva, aunque pueda ser el desenlace de otras enfermedades del oído. El mejor tratamiento, los audífonos.
- Anacusia o cofosis: la forma más grave y profunda de hipoacusia, una pérdida total de audición. Puede ser unilateral (en un oído) o bilateral (en ambos).
- Otosclerosis, otospongiosis o estapedectomía: La produce un crecimiento óseo anormal en el oído medio, se cree que es hereditaria y produce hipoacusia, acúfenos y mareos. Se soluciona mediante microcirugía, aunque si no puede operarse, los audífonos la mejorarán.
- Barotrauma: un traumatismo en el oído ocasionado por los cambios de presión que sufre en algunas ocasiones.
- Oreja de coliflor: es una inflamación del pabellón auricular debida a uno o repetidos traumatismos que deja una cicatriz con curioso parecido a esta hortaliza.
- Neurinoma del acústico: un tumor no canceroso que afecta al nervio vestibular, que es el que va desde el oído interno hasta el cerebro. Se trata controlándolo, con radiación y con cirugía.
- Neuritis vestibular: es una de las enfermedades del oído y del equilibrio. Se trata de una inflamación, también del nervio vestibular, probablemente producida por una infección bacteriana o vírica. Al controlar este nervio, nuestro equilibrio y orientación, éstos se ven afectados. Se presenta de manera repentina y produce dificultad para caminar, mareos, vértigo, náuseas y vómitos. Suele remitir por sí sola en días o semanas, o hay que tratarla con fisioterapia y medicación.
- Exóstosis: también llamada “oído de surfista”. Esta patología benigna, frecuente en personas que practican deportes acuáticos con mucha frecuencia, se caracteriza por el crecimiento anormal de pequeñas protuberancias óseas en el conducto auditivo externo. Si este crecimiento se rodea de cartílago, pasaría a ser un osteocondroma. Se previene protegiendo los oídos con tapones y manteniéndolos secos.
- Osteocondroma: se trata de un tumor benigno óseo que crece a partir de cartílago. Suele ser asintomático y no necesitar de tratamiento. De ser sintomático o con riesgo de convertirse en maligno, se elimina con cirugía.
- Colesteatoma: un crecimiento anormal de piel en el oído medio, detrás de la membrana del tímpano, que provoca un quiste. Se da por herencia genética o por una infección crónica. Puede producir hipoacusia y mareos y, en sus casos más graves, provocar la ruptura de los huesecillos del oído medio, derivando en hipoacusia severa o profunda. Se caracteriza por dolor, vértigo y la supuración de un líquido con mal olor. Se extirpa mediante cirugía.
- Acúfenos o tinnitus: otros viejos conocidos.
- Tapones de cera: cuando el cerumen de nuestros oídos provoca obstrucciones en ellos y no se puede eliminar de manera natural por estar endurecido. Todo un clásico. Sólo cuando produzcan dolor, mareos o pérdida de audición es el momento de acudir al otorrino para que nos los retire con seguridad.
- Rotura de tímpano: pueden ser causada por una infección o una lesión, por ruido muy fuerte, por cambios de presión o por algún objeto extraño introducido en el oído, como un bastoncillo. Provoca dolor, hipoacusia, tinnitus y secreciones.
- Presbiacusia: similar a la presbicia de la vista, consiste en una pérdida progresiva de la audición, estando relacionada directamente con la edad y el envejecimiento de nuestro oído interno. Es irreversible, pero si es acusada puede mejorar con el uso de audífonos.
- Laberintitis: originada por una infección viral, como una gripe, afecta al laberinto del oído interno. Incide en nuestro equilibrio, produce hipoacusia, acúfenos, mareos, náuseas e incluso vómitos. Habitualmente se trata la infección y remite en un par de semanas.
- Bultos tras las orejas: aquí tranquilidad. Existe un porcentaje más que alto de que estos pequeños bultos o bolitas sean inofensivos. Suelen ser quistes de origen sebáceo, aunque no está de más que nos los vea un médico y los vigilemos.
- Granos en las orejas: pueden aparecer en ellas como lo hacen en cualquier otra parte de nuestro cuerpo, debido a la grasa y a la suciedad del ambiente. En ocasiones son internos, con pus y producidos por la cera, que ha obstruido los poros en vez de limpiar el oído. Éstos últimos pueden provocar dolor y una ligera hipoacusia.
Ahora ya tienes más información sobre un tema importante. Como habrás podido observar, las causas de todas estas dolencias son de lo más variado, aunque sus síntomas y consecuencias suelen ser, por lo general, las mismas. Lo mejor que podemos hacer para prevenirlas es tener una adecuada higiene y salud auditivas, así como hacernos una completa revisión auditiva, por lo menos, una vez al año.
Si por cualquier circunstancia nos aquejara alguna de ellas, lo más importante es visitar lo antes posible al especialista, ya sea al audiólogo u al otorrino. Ellos siempre sabrán cómo actuar.
