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¿Qué es la enfermedad de Ménière?

Es probable que la dolencia a la que nos referimos en esta ocasión sea un término que nos es más familiar que otras enfermedades del sistema auditivo de las que hemos hablado con anterioridad. No hemos ahondado en ella hasta ahora, pero es indispensable dedicarle un artículo para conocerla más en profundidad.

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¿Qué es la enfermedad de Ménière?

La enfermedad de Ménière, también conocida como síndrome de Ménière, vértigo o mal de Ménière, toma su nombre del médico francés Prosper Ménière, quien la describió por vez primera en el año 1861 como un síndrome de vértigo repentino que se encontraba acompañado de acúfenos y una pérdida progresiva de la audición, focalizando el origen del mismo en el oído interno y distinguiéndolo del vértigo que se produce por alguna deficiencia en el sistema nervioso central.

Hasta ese momento, los pacientes aquejados de esta enfermedad eran tratados como enfermos mentales que sufrían de epilepsia, pero tras las conclusiones de Ménière, el tratamiento de estos pacientes cambió sustancialmente.

Por tanto, se trata de episodios imprevisibles y súbitos de vértigo, que pueden durar horas o incluso días, y que se repiten periódicamente.

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¿Cuáles son sus causas?

Esta enfermedad se desencadena cuando sufrimos una hidropesía endolinfática en el oído interno. Ésta es una acumulación o exceso del líquido endolinfático que contiene nuestro laberinto membranoso (compuesto por el aparato vestibular y la cóclea), que hace que salga de sus canales habituales, invada otras áreas e infle como un globo el oído interno. Al ser éste el responsable del sentido de nuestro equilibrio corporal y de la audición, va a causar daños en él y a afectar a sus funciones.

El por qué se causa esta hidropesía o hidrops endolinfático es algo todavía desconocido, pero los últimos avances en el estudio de la enfermedad y sobre los mecanismos biológicos de nuestro oído avanzan a un ritmo alentador, dando lugar a nuevos y más efectivos tratamientos y medicamentos.

Las causas más habituales por las que podemos llegar sufrir esta hidropesía (desequilibrio entre la producción y la absorción de endolinfa en el oído) y a padecer la enfermedad de Ménière son diversas:

  • Factores genéticos. La enfermedad, ¿es hereditaria? La respuesta es sí. Posee un patrón de herencia autosómico dominante, afectando más a hombres que a mujeres entre los 25 y 50 años.
  • Factores ambientales.
  • Otitis e infecciones de oído.
  • Golpes y traumatismos, tanto craneales, cerebrales, como en el oído.
  • Algunas enfermedades víricas y de las vías respiratorias altas, como una gripe o un resfriado común.
  • El uso de determinados fármacos ototóxicos, como el abusar de las aspirinas.
  • Una mala dieta y unos malos hábitos alimenticios. El exceso de cafeína y sal la agrava.
  • Migraña.
  • Determinadas alergias.
  • Alcoholismo.
  • Tabaquismo.
  • Problemas vasculares.
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Además de todas estas, se ha demostrados que hay otras de distinta índole que influyen en la aparición y la intensificación de los síntomas del síndrome de Ménière: las causas emocionales. Básicamente son las siguientes:

  • Ansiedad. Puede provocar hiperventilación, reduciendo el dióxido de carbono en sangre y alterando la tensión sanguínea.
  • Estrés que provoca una respuesta inflamatoria del cuerpo, lo que afectará al oído interno aumentando la presión en él.
  • Depresión que ejerce cambios en nuestros niveles de serotonina y otros neurotransmisores, lo que afecta a nuestra capacidad para regular las funciones corporales, como la de mantener el equilibrio.
    Además, la propia enfermedad puede ser el desencadenante de una depresión, lo que nos haría entrar en un círculo vicioso bastante complicado.
  • Fatiga, falta de sueño y trastornos del mismo afectarían negativamente a nuestro estrés, alterando nuestros niveles de oxígeno en sangre y aumentando los síntomas físicos de este síndrome.
  • Otras causas emocionales, como los ataques de pánico o el TOC, hacen que aumente la actividad de nuestro sistema nervioso y la presión en el oído.

¿Cómo se diagnostica? Síntomas del síndrome de Ménière

El encargado de diagnosticar esta enfermedad es el otorrino. También nuestro audiólogo puede identificarla y remitirnos a este especialista médico. Por desgracia, no existe un solo síntoma o una prueba irrefutable que les pongo sobre la pista de que padecemos la enfermedad de Ménière. Irán excluyendo otras causas del vértigo poco a poco.

Para su diagnóstico, el otorrino estará especialmente atento a nuestro historial médico y a si hemos presentado dos o más episodios de vértigo con una duración de, al menos, 20 minutos cada uno, y en si sufrimos alguno de los siguientes síntomas:

  • Fuertes mareos y episodios de vértigo repentino.
  • Pérdida del equilibrio.
  • Silbidos, zumbidos y tinnitus o acúfenos.
  • Náuseas y vómitos.
  • Hipoacusia temporal. Por lo general es transitoria y suele recuperarse tras las crisis de vértigo que se sufren. En casos extremos puede volverse crónica o permanente.
  • Sensación de tener el oído congestionado, lleno de líquido o de presión en él.
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Como algo complementario para el diagnóstico, algunos otorrinos podrán realizarnos otras pruebas audiológicas además de una audiometría, e incluso recomendarnos pruebas neurológicas, resonancias magnéticas, otomografías computerizadas, electrococleografías y videonistagmografías.

Todos estos síntomas no son nada alentadores y pueden dar que pensar en cómo prevenir la enfermedad de Ménière. Es cierto que puede mejorar por sí sola y, con frecuencia, se puede controlar con el tratamiento adecuado como ahora veremos, pero no se puede prevenir. Únicamente podría prevenirse su empeoramiento una vez haya aparecido.

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Tratamiento del síndrome de Ménière

Se sigue investigando sobre esta enfermedad y sobre sus distintos tipos de tratamiento, que pueden combinar farmacología y otro tipo de terapias conductivas, pero todavía no existe una cura efectiva para ella.

Lo que sí está comprobado es que, como ocurre con muchas otras dolencias, influye positivamente en ella un cambio de estilo de vida y de dieta, aliviando sus síntomas en un 85 % de los pacientes.

¿Qué tomar para tratar la enfermedad de Ménière? Esto nos será indicado por nuestro médico, quien nos recomendará algunos de los siguientes tratamientos para ayudar a reducir la cantidad de líquido en nuestro cuerpo, siempre según nuestro caso en particular:

  • Control de nuestra dieta y reducción de la ingesta de sal en las comidas.
  • Cambio de nuestros hábitos alimentarios a otros más saludables.
  • Tratamientos con medicación: antieméticos y medicamentos contra el mareo y el vértigo, antibióticos (gentamicina intratimpánica), diuréticos, histamínicos (betahistina), antivertiginosos o antagonistas del calcio (cinarizina). Esto hace mejorar a 6 de cada 10 personas que la padecen.
  • Ejercicios de rehabilitación vestibular, que pueden resultar más que útiles.
  • Evitar movimientos bruscos e intentar descansar, sobre todo durante los ataques, y realizar terapia de balance para la cabeza.
  • Reducir el consumo de cafeína, alcohol y tabaco.
  • La adaptación de audífonos para mejorar la hipoacusia en el oído afectado.
  • Terapia de presión para reducir el nivel de endolinfa en el oído.
  • En los casos más graves puede ser necesario algún tipo cirugía. Depediendo de la intervención, se conservará la audición o se perderá de por vida.

Para tratar las causas emocionales del síndrome también existen diversas recomendaciones que nos vendrán muy bien, incluso para nuestra vida cotidiana:

  • Controlar nuestros niveles de ansiedad y estrés. Puede conseguirse mediante ejercicios y terapias, como la cognitivo-conductual (TCC) o la terapia de aceptación y compromiso (ACT).
  • Realizar técnicas de relajación y meditación, como yoga o tai chi.
  • Descansar bien y lo suficiente cada día.
  • El afrontamiento emocional ante la enfermedad de Ménière es bastante importante. En este texto del Instituto Avanzado de Psicología Integral (IAPI), la psicóloga sanitaria Berta Guerrero nos habla de ello.

Con todo lo que acabamos de leer podemos llegar a preguntarnos que, si nos afectase el síndrome de Ménière, y ya que influye en la calidad de vida diaria, ¿afectaría también a nuestro trabajo? ¿Es grave como para llegar a conducirnos hasta una incapacidad laboral, como ocurre a veces con la sordera?

La respuesta es afirmativa: se trata de una enfermedad que llega a ser incapacitante e incluso bastante peligrosa en el desempeño de algunas profesiones. Sobre todo en los casos más significativos, y siempre tras ser acreditada por un tribunal médico y ante la Seguridad Social, esta última puede llegara a otorgar la incapacidad permanente total o la absoluta.

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