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¿Qué es una laberintitis?

Nos encontramos otra vez ante otro término que acaba con el sufijo “-itis”, por lo que efectivamente se trata de una inflamación. Pero, ¿de qué exactamente? Pues del laberinto. ¿Laberinto?, ¿tenemos algo llamado así en nuestra anatomía?

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La respuesta es sí. El “laberinto” es el otro nombre que recibe nuestro oído interno, ya que se encuentra formado por un sistema de pequeños tubos y sacos que se encuentran llenos de líquido. El oído interno o laberinto está compuesto por la cóclea (también denominada caracol o laberinto anterior) y por el aparato vestibular (también conocido como laberinto posterior).

La primera es ese tubo en forma de caracol que todos podemos identificar fácilmente, que contiene fluidos y terminaciones nerviosas que hacen llegar al señales acústicas al cerebro. Es por esto que es la encargada de la función auditiva en sí, de la audición.

El segundo, el aparato o sistema vestibular, se compone de los conductos semicirculares y una pequeña bolsa denominada vestíbulo, (formada a su vez por el sáculo y el utrículo). Su función es la del equilibrio y la del control espacial, encargándose de detectar los desplazamientos, aceleraciones o giros de nuestro cuerpo, y ayudándonos a mantener el mencionado equilibrio.

laberintitis serosa vértigo

Fuente: Wikipedia.

Por todo esto que acabamos de explicar, la laberintitis es una inflamación o infección del oído interno o laberinto, (más en concreto del aparato vestibular). Se trata de uno de los trastornos del equilibrio más comunes, siendo ésta la razón por la que causa pérdidas del mismo.

Síntomas y causas de la laberintitis

Este trastorno del oído interno no solo tiene la pérdida del equilibrio como única señal de que lo padecemos. Cuenta con muchos otros síntomas de lo más diverso:

  • Sensación anormal de movimiento, mareos y vértigo repentino, a veces muy fuerte. La laberintitis y el vértigo siempre están directamente relacionados.
  • Nistagmo en los ojos y dificultad para enfocar debida a él.
  • Malestar estomacal, náuseas y vómitos.
  • Tinnitus o acúfenos.
  • La ya citada pérdida del equilibrio.
  • Leve dificultad para escuchar con claridad.
  • Hipoacusia neurosensorial en uno o ambos oídos. Por lo general es transitoria, aunque podría llegar a volverse crónica o irreversible en casos extremos.
  • En raras ocasiones, ante un cuadro severo de vértigo e hipoacusia aguda, producirá somnolencia, amnesia y/o pérdida del conocimiento.
laberintitis serosa crónica

Cuánto dura esta sintomatología es relativo. Al comenzar el tratamiento de la afección, por lo general los síntomas comienzan a remitir en 2 o 3 días, pero el paciente estará algunas semanas más con desequilibrio y vértigo. Esta sensación puede incluso durar más tiempo dependiendo de su edad, de la actividad física que realice, de su dieta y de otros factores, como el hacer movimientos rápidos y bruscos con la cabeza, que harán que se alargue.

Si nos adentramos en las causas que producen la laberintitis, hay que decir que no están del todo claras. Lo que sí está comprobado es que esta dolencia suele aparecer después de que hayamos pasado por un proceso de infección. (Pero ojo: puede darse después del proceso, no es el proceso infeccioso el que la produce. Es como un efecto secundario de la infección que, no se sabe por qué, unas veces aparece y otras no).

Las infecciones que podemos llegar a sufrir y que desencadenarían una laberintitis tras superarlas son de origen diverso:

  • Infecciones víricas: causadas por un virus, son las más frecuentes, como herpes, el sarampión, la varicela o las paperas.
  • Infecciones bacterianas, menos comunes que las virales.
  • Infecciones de las vías respiratorias altas, como una gripe o un resfriado común.
  • Infecciones e inflamaciones del oído medio. Varias causas pueden hacer que el oído medio se infecte o inflame, como una otitis media que se agrava y llega hasta el oído interno, provocando una laberintitis, lesiones de cabeza o tumores.

Según lo expuesto, no tenemos por qué padecerla tras sufrir un proceso infeccioso, pero sí existen diversos factores que aumentan el riesgo de que la padezcamos, como pueden ser las alergias, los medicamentos ototóxicos, la fatiga, el estrés, algunas enfermedades de los vasos sanguíneos, el alcoholismo y el tabaquismo.

Tipos de laberintitis

Cuando llega esta dolencia suele hacer aparición de dos formas:

  • Laberintitis serosa: es la que se produce por irritación química o tóxica. Puede ser el resultado de una otitis o un traumatismo severo y se trata con antibióticos.
  • Laberintitis purulenta: es la que se produce por una infección bacteriana. Puede ser el resultado de una perforación timpánica debida a un colesteatoma, la secuela de una meningitis o producirse por una fractura del hueso temporal. Se trata con antibióticos y, a veces, drenando el líquido del oído medio o pasando por el quirófano.
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¿Cómo se diagnostica y quién la trata?

Si desarrollamos algunos de los síntomas de los comentados sobre la laberintitis, sobre todo si lo hacemos tras haber sufrido una infección de algún tipo, hay que acudir al médico lo antes posible. El otorrinolaringólogo o un profesional de la audición, como el audiólogo, nos realizarán las pruebas necesarias para su diagnóstico. Es importante no dejar que la visita se alargue en el tiempo para no agravar más la dolencia. ¿Cómo puede detectar su origen?: nos realizará una exploración física y otoneurológica, utilizando pruebas como la audiometría, timpanometría u otoscopia.

Tras el diagnóstico, el tratamiento para la infección nos será dado por el otorrino según nuestras necesidades, que será quien nos diga qué tomar en caso de infección o cómo desinflamar el laberinto con medicación específica en caso de inflamación.

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En todos los casos es común que se receten antibióticos endovenosos y antifúngicos, (según lo grave que sea la infección), medicamentos esteroideos, corticoesteroides, antibióticos, antivirales y antiinflamatorios. También los sedantes vestibulares, en pastillas o gotas, ayudarán a controlar el mareo, las náuseas y los vómitos: algunos antihistamínicos, proclorperazina, meclizina, escopolamina… Determinados casos, los más extremos, requieren de cirugía.

También es útil la rehabilitación vestibular, que se realiza mediante un equipo de posturografía dinámica, e incluso algunos ejercicios con la cabeza indicados por un fisioterapeuta pueden ayudar. Lo que es seguro es que verás cómo se cura si sigues las indicaciones y los consejos del especialista médico.

Otras dudas sobre la laberintitis

Sois algunos los que nos habéis preguntado al visitar nuestros centros algunas cuestiones específicas sobre esta dolencia, como son las secuelas que puede dejarnos o si el virus del COVID puede producírnosla. Os contestamos rápidamente.

Sobre las secuelas que producen no hay de qué preocuparse. En pocos casos, el vértigo y los problemas de equilibrio de quien la padece pueden llegar a durar varios meses, lo que resulta más que molesto, pero acaba pasando. Y en casos muy extremos, que son mínimos y producidos por una atención médica tardía o un tratamiento inapropiado, puede causar una hipoacusia irreversible.

En lo referente al COVID-19, de momento no se ha encontrado ninguna evidencia de que la laberintitis sea un síntoma del virus. Sí, está comprobado que el COVID afecta a nuestra audición y a nuestro olfato, pero todavía no se sabe si puede invadir las vías neuronales involucradas en el equilibrio, pero todo parece indicar que es más que probable.

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