Tengo la oreja sin sensibilidad. ¿Qué me pasa?

Es posible que te encuentres en esta situación o hayas pasado por ella. De repente, no te sientes la oreja, algo similar a cuando se nos duerme una pierna. Al tocarla no notas nada, solo sientes un entumecimiento en el oído, una pérdida de sensibilidad y puede que hasta determinados ruidos te molesten en exceso (esto se denomina técnicamente misofonía o sensibilidad al ruido). Puede incluso que tengas las orejas rojas, dolor de oído y excesiva sensibilidad en la cara.

¿Qué es lo que me está ocurriendo? Tranquilo, son múltiples las razones por la que puede ocurrirte algo así, pero ninguna de ellas es excesivamente grave, aunque puede que hasta te encuentres ante una infección. Te lo explicamos todo.

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Posibles causas de una oreja sin sensibilidad

Como decíamos, pueden ser muy dispares las causas por las que puede llegar a ocurrirnos algo así. Ese entumecimiento que podemos sentir puede llegar a estar relacionado con una pérdida de sensibilidad en el oído, manifestándose como una falta parcial o completa de sensibilidad en el oído externo, en el canal auditivo o incluso en el lóbulo o el cartílago de la oreja. Si bien la sensación puede variar de una persona a otra, es esencial comprender las posibles causas de ello:

Infecciones de oído, como alguna otitis, ya sean víricas o bacterianas. Las que afectan al oído externo pueden causar tanto irritación como entumecimiento.
Infecciones en la piel de la oreja, como una condritis o una pericondritis auricular. Podemos percibir que tenemos calor en las orejas, pero están como adormecidas y apenas las sentimos.
Por daño producido en algún nervio: una infección también puede producir inflamación, lo que potencialmente afectaría a los nervios y provocaría una reducción de la sensibilidad.
Como efecto de una perforación o un piercing, tanto en el lóbulo como en el cartílago de la oreja.
Después de una intervención quirúrgica en la zona de las orejas / oídos.
Parestesia: una sensación de hormigueo en los oídos y de adormecimiento en la oreja, que es síntoma de otros problemas médicos.
Factores climáticos, como ocurre con el frío y el calor excesivos.
Picaduras de algún insecto.
Algún tipo de alergia, urticaria o enfermedad dermatológica.

Obstrucción por cera en el oído: la acumulación de cerumen en el oído puede obstruir el canal auditivo y afectar a la sensación normal. Este exceso de cera puede presionar contra el tímpano o interferir con las terminaciones nerviosas, lo que provoca entumecimiento o reducción de la sensibilidad.
Por algún traumatismo en la cabeza o en la región del oído externo, como ocurre con la oreja de coliflor. En ocasiones, si este golpe ha sido lo bastante fuerte, podemos sufrir alguna hemorragia interna en el oído. En estos casos hay que acudir al especialista rápidamente, ya que esto podría ocasionarnos serios problemas de audición, incluso pérdida auditiva o hipoacusia.
Por mala circulación sanguínea: una circulación insuficiente en el oído también puede causar falta de sensibilidad. Algunas afecciones pueden restringir el flujo sanguíneo hacia las extremidades, incluyendo las orejas y los oídos. Fumar, la hipertensión y la diabetes también pueden afectar al flujo y llevar a ese entumecimiento.

La causas de una oreja sin sensibilidad son similares a lo que nos ocurre cuando padecemos de SOR (Síndrome de la Oreja Roja), pero la sintomatología es completamente inversa: no sentimos nada.

Respecto al dolor de oído y a la sensibilidad en la cara, hay que mencionar que en los casos más extremos al padecer una otitis, ésta puede desembocar en una parálisis. Esto se debe a que gran parte del nervio facial discurre por dentro del hueso temporal, que es el que contiene los órganos de la audición. Si se inflaman por una infección, como es una otitis, pueden comprimir este nervio y dar lugar a una parálisis facial.

Otras patologías, como alguna afección del nervio trigémino o el Síndrome de Ramsay Hunt, también pueden causarla. En este último caso se trata de un herpes zóster ótico que afecta al nervio facial, el mismo virus que produce la varicela, y que también puede producir hipoacusia en el oído afectado.

Otitis y pericondritis

Ambas suelen ser las causas más frecuentes de padecer de sensibilidad en nuestros oídos y orejas. Las otitis son ya unas viejas conocidas y hemos hablado sobre su tipología. Recordemos que, por lo general, su tratamiento se realiza con la toma de antibióticos durante 10 ó 14 días y, que a veces hay que añadir al remedio descongestionantes nasales, mucolíticos, analgésicos, calor local, gotas óticas y otros medicamentos que nos prescribirá el otorrino o el médico de cabecera.

La pericondritis es una inflamación del cartílago de la oreja debida a una infección de la piel que lo cubre, pudiendo llegar a dejar la oreja insensible. Puede desencadenarse por una infección al ponernos un piercing u otras heridas, quemaduras o picaduras. Tienden más a padecerla las personas que sufren del sistema inmunitario o de otros trastornos inflamatorios. Nunca debemos descuidar la atención sobre ella, ya que aunque sea poco frecuente, puede durar bastante y, en los casos más graves, también puede provocar hipoacusia. Suele tratarse con antibióticos, corticoides, analgésicos y, en algunos casos, hay que llegar a la cirugía.

En cualquier caso, esta sensibilidad y el hormigueo no son graves, pero si llegas a experimentar la pérdida de sensibilidad en alguna oreja o alguno de los oídos, lo más coherente es buscar la ayuda de un profesional médico lo antes posible. Ya sea debido a daños en los nervios, infecciones, obstrucción por cera en el oído o por problemas de circulación sanguínea, es crucial buscar una evaluación médica cuanto antes. Consultando al especialista obtendrás un diagnóstico acertado y un tratamiento específico adecuado.

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